domingo, 3 de abril de 2011

mundo puto: un tinte



   Hace tiempo determiné que no me gusta -o mejor: no me nombra- el mundo puto (para no hablar de esa marca registrada en NY conocida como “cultura gay”, que me resulta ajena hasta la náusea). Lo que me cabe -lo que me excita- son los jirones, filamentos, pinceladas, retazos de putez que destiñen y coloran el mundo, presuntamente sin trazas de tensiones qüir, de los matrimonios, las grandes amistades entre hombres, incluso de las relaciones fraternas o paterno-filiales (esto último merece un par de toques, porque puesto así parece sólo destinado a escandalizar). Pueblan el mundo no puto, son su frontera y posibilidad, siempre al acecho. Reconozco ese espacio intermedio, me hamaco complacido en sus fibras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario