lunes, 15 de abril de 2013

sueños


   Estoy en un estacionamiento que es un páramo pedregoso, soy más viejo y apenas más gordo que cuando estoy despierto. Llevo un sombrero chato, como una gorra, la cintura más ancha que los hombros, un traje gris sin brillo. Ante mí hay un montoncito de basura negra, de la que entresalen puntas de pinzas, tornillos y llaves francesas. Salió de mi boca, y ahora lo maniobro y lo acomodo con un fierro largo y enroscado, de obra, como si estuviera caliente y no quisiera acercarme. Estoy ahí en el viento agotador, de pie en una elevación como de subida a un garage, y con el fierrito manejo ese montón, que salió de mí (lo vomité). El montón es de una densidad superlativa, casi una agujero negro, con partes viscosas. Podría dibujar toda la escena.

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