|
ni de cerca la de mis noches sin ti |
Una nave espacial me transporta por infinitos celestes. Poderosa, sólida, amplia, veloz, y al mismo tiempo un modelo antiguo cuya capacidad de transformación (su mutación a la velocidad necesaria) no está garantizada. Ahora se ven y se oyen cosas más livianas y rápidas, más efectivas, pero no sé… A mí todavía me gusta mi nave nodriza, con sus pasillos silenciosos, su seguridad, su aire a fortaleza o caserón. Su fundamento. Me pregunto cuán modular es, qué posibilidades hay de moverle piezas, ajustarlas de nuevo para que renazca a un nuevo esplendor inédito, etc. también intuyo que mi nave tiene cantidad de áreas, espacios, zonas que ignoro, cuya exploración aún no he encarado. Y que
está viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario