miércoles, 26 de noviembre de 2014

secundario

Prefiero arrepentirme de ir que de no ir dije para convencer a otros y a mí mismo de asistir a la conmemoración de los 25 años del título secundario (“bodas de plata” dice la medalla tan cache que nos dieron, qué bodas de qué, yo no me casé con nadie) a encontrar compañerxs de cursada que no vi por décadas, en casos extremos dos y media.
la intensidad de la muerte
   Motivos para arrepentirme no hubo, porque la velada tuvo su buena intensidad -en definitiva es lo que cuenta-, y no obstante el acto confirmó el tono lamentable que desde quién sabe cuándo el colegio elige para pensarse y describirse (la grandeza we). 
   Penosa en especial la intervención del rector de entonces, según quien el mote de “institución única en el país y en Sudamérica” se aplica sin mediaciones al establecimiento y designa una virtud, cuando en caso de corresponderle sería lo contrario (un defecto y un problema, un problema además propio, que no debemos a ningunas condiciones que escapen a nuestro accionar sino que reafirmamos diariamente). Encima, el anciano creyó volver aceptable la noción de que integramos una elite con el falaz argumento de que el elitismo es algo a lo que todo el mundo aspira. Lo demostraría que cuando uno necesita atención médica busca los mejores centros de salud (“también conforman una elite”, sentenció), torpe confusión de excelencia con elitismo, que para colmo pasa por alto que el problema del elitismo no está en la calidad -ambición comprensible- sino en la exclusión, su condición de posibilidad.
desalojamos a 5° 15° -pobre gente, ese ordinal-
   El resto de intervenciones se centró -tal como la placa que se fijó en el claustro central- en la coincidencia de nuestro ingreso y la restauración democrática, porque encima, como subrayó el único orador hombre (a quien 25 años de abuso de la cocaína le quitaron el pelo de la cabeza y los ojos de las órbitas, manteniéndole sin embargo intactas las mañas y las muecas) somos la primera generación en muchas décadas que completó su cursada en democracia. En el after, envalentonado por el alcohol, sugirió que el Peronismo del ‘45 no fue una auténtica democracia porque “había presos políticos”, ¡qué!?? ¿acaso a alguien se le ocurriría impugnar la justamente festejada democracia en que vivimos desde 1983 por los muchos miles que hasta hoy sufren exclusión y violencia institucional, óbice mucho mayor para cualquier democracia que sus presos políticos,* definidos desde una perspectiva que es ante todo clasista y antipopular -como todo en su comportamiento-? Y eso para no mencionar que antes del régimen tan alegremente cuestionado las mujeres no votaban. En fin, el nivel del mamarracho.
   Si no se me escapó nada -algo muy improbable dado el pésimo sonido-, el primero de los discursos repasó los acontecimientos sociopolíticos que jalonaron nuestra vida desde que éramos alumnos, el último estuvo teñido de nostalgia y ninguno eludió el autoelogio. También esta vez, como en el anterior aniversario que celebró mi generación, faltó toda referencia a las consecuencias de que el resto de la sociedad nos haya pagado esa presunta educación de privilegio. Lo instalado es, según parece, que por haber estado en condiciones de resolver un examen merecíamos que el país ("el Estado somos todos") nos la financiara, y que su único sentido fue favorecer nuestro desarrollo individual. Al menos nadie sugirió otra cosa. Muy pobre para quienes se creen los mejores y pretenden -aspiran a- ser vanguardia.  
   Después hubo un ágape en la asociación de ex alumnos por el que habíamos pagado una fortuna; nos desquitamos colando a unas muchachas imprevisoras o insolventes. 
   Como sea, más allá de la -como queda dicho- intensidad del momento, es cierto que ejercer la crítica es fácil y tomar las decisiones indispensables para organizar etc, en cambio, un trabajo que hicieron en función de su imaginación -que nunca será la mía- quienes tuvieron la presencia de ánimo y el interés necesarios -que nunca será mi caso-. Eso hay que valorarlo, porque en la fiesta hablé un rato laaargo con mi primera novia -provocando el comentario irónico de uno de mis amigos nucleares-, y también con otra a la que siempre le tuve ganas (“nunca te creí”, me dijo, tal vez porque sabe que ahora tengo un novio, lo que no quita que aún hoy imagino con agrado que le cuento unos secretos en la concha; le prometí que colgaría en la web un video donde se me ve bailar desnudo).
Por lo demás, entre la concurrencia pudo reconocerse lo mismo que el colegio alentó desde el primer día -o más, desde el examen de ingreso-: la comparación, medida por medida, y así es que incluso entre mis amigxs se palpan todavía hoy los efectos de la satisfacción, no exenta de tintes miserables, de resultar favorecidx en el cotejo (que te repitan por ejemplo “qué bien estás, no cambiaste nada; no me divorcié, yo no me divorcié y tengo unxs jijxs divinxs”).

* Victoria Ocampo integra este sufrido grupo

lunes, 3 de noviembre de 2014

cómo se pierde un trabajo II

Hola clarita,
Llevo casi 20 años de traductor y en el último mes he tenido dos experiencias nuevas: 1) cambio de tarifa una vez iniciado el trabajo, y 2) descuento de los caracteres correspondientes a títulos de los documentos de referencia que estaban en inglés o alemán -lo que pone en evidencia que no se reconoce que en la decisión de no traducirlos intervenga algún saber específico-; no necesitás explicarme que a vos también te los descuentan ¡es obvio! de lo contrario sería completamente incomprensible que lo hicieras.
50 euros más o menos no van a cambiar mi vida -creo que la tuya tampoco, especialmente considerando que debés ser bastante más rica que yo-. Lo que no me impide pedirte por favor que no vuelvas a contactarme para trabajar en estas condiciones, que vienen con el condimento de un seguimiento muy cercano -cosa que no puedo sino agradecer- durante la etapa de traducción y un silencio repentino y todo indica que total una vez que el trabajo concluyó. Tengo la impresión -no encuentro nada que la contradiga- de que en las dos ocasiones en que trabajamos juntos, si no hubiera sido porque yo me comuniqué, nunca te hubieras vuelto a poner en contacto conmigo para liquidarme mis servicios. Es posible que consideres que hacer gestiones de cobro es parte de mi trabajo; si es así, es otra de las diferencias que tenemos.
Como te digo, es la primera vez en mi vida que me veo en situación de escribir un mail como éste, intuyo sin embargo que a vos no te ocurre lo mismo con su lectura.
Este tema para mí queda cerrado con esta comunicación, en cuanto a la factura, te vuelvo a pedir que hagas lo que te indique y te permita tu imaginación -tu idea de cómo cada una de nuestras acciones contribuimos a que el mundo sea más lindo-, y que por favor tengas la gentileza de avisarme cuando hagas la transferencia.
Cariños, que sigas bien