martes, 28 de mayo de 2019

es un vicio


   Me tomó varios días poder pensar la postulación de Cristina F a la
alquimia cristinista: de ex 
jefe de gabinete a PM
vicepresidencia como una genialidad. Ahora sé que conformará por igual a quienes quieren que encabece el gobierno y a quienes no: estará y no estará, ambas cosas con igual verdad -se podría sostener que en realidad no conformará a nadie, pero la intensidad con que se leen sus acciones determina lo contrario: siempre son afirmativas, aún para quienes la odian-.
    Ella aporta a la sociedad de socorros mutuos Fernández su capital político para armar un gobierno que de otro modo sería inviable, y una vez en él ejercerá una autoridad legitimada no en la investidura de un cargo equis sino en que le ha sido conferida desde antes por el pueblo. Tal posición será como mínimo un gobierno que desde el vamos tendrá dos cabezas, porque el electorado cristinista estará dándoles sostén. Por lo mismo, una quita de apoyo lo llevaría su ruina. Qué pasará después, todes queremos saberlo, pero Cristina ahora se resguarda por partida triple, sigue en la pelea, se modera, tal vez también esté cansada.
vice
    En virtud de ello, la movida es un ejercicio tan alto de democracia que hace estallar la imaginación paupérrima de la cultura política argentina, muy especialmente la de sus oponentes que apoyan al gobierno actual (ni en su mejor momento podrían concebir una maniobra con semejante poder innovador, y tardarán décadas en entenderla): prefigura para el sistema institucional el ambicioso futuro -ojalá lo veamos- al que aspira el legista ex supremo Eugenio Zaffaroni: que a la cabeza del gobierno haya no un presidente ni una presidenta, sino une primere ministre parlamentarie.