miércoles, 30 de julio de 2014

la máquina de soñar

    En una reunión asado en el frondoso patio de la casa de mi ex marido (es un decir, en realidad se trató de una unión civil llevada a cabo con fines sólo de legalización) converso con uno que dice estar a punto de terminar un prototipo de máquina para soñar: un dispositivo que se pone en la cabeza y durante el sueño lee las ondas cerebrales y las estimula, tal vez con sonidos o mediante ondas similares, de tal modo que seteando previamente las opciones adecuadas es posible programar los contenidos y la duración de los sueños. Dice que planea lanzar el aparato al mercado; nos pregunta cuánto estaríamos dispuestos a pagar por él, y agrega que 100 euros por unidad le parece justo. Muy interesado le pido más datos y me da su e-mail para
soñé que tenía ano contranatura
que nos encontremos a conversar, aunque minutos más tarde es él quien me pide a su vez el mío, mucho más interesado aún, tras escuchar que pronto me encontraré con uno de los mejores dealers de la capital alemana, que te consigue lo que quieras. Días después me escribe apremiándome a conseguirle algo, y de paso dice que ha descubierto con pesar que alguien en yanquilandia se le adelantó y puso a la venta una máquina como la que él imaginó. “Me apena que me hayan ganado de mano pero a la vez me alegra saber que estaba en el camino correcto”, concluye, mandándome el link. Quedamos en que si pinta alguna con mi contacto se lo haré saber.

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