domingo, 6 de marzo de 2011

Hamlet - Así nace el amor VI


¡somos novios!
   Un día Hamlet me invitó a su casa a cenar, en parte para espejar las muchas veces que comía en casa cosas sencillas o complejas, en todo caso siempre brindadas con el mayor cariño. Preparó unas albóndigas sofritas, puré, y no me acuerdo qué más. No puedo decir que estuviera delicioso (creo que no es mi tipo de comida; su universo culinario todavía es el del adolescente que es, un poco trash), pero puso tanto empeño en mostrarme su amor que me conmovió profundamente. Tomamos bastante vino (le había preguntado por el portero eléctrico, al llegar, qué prefería, y me mandó a comprar). Después de cenar nos fuimos a la cama.

   -Sos el primer novio que tengo, y el más lindo de todos -le dije sin mentir, hablándole en su boca-.

   -¿Soy tu novio? ¿soy tu novio? ¿soy tu novio? -contestó riéndose, subiendo un tono en la escala musical con cada repetición de la pregunta.
   A partir de ese momento empezó a llamarme “my boyfriend”, a firmar “your BF” los mensajes, a presentarme así ante sus amigos, conocidos, etc. Para mí todo tenía el tono de un juego divertido, que por otro lado jugaba animadamente, con la conciencia extraña de que sus días estaban contados por mi próximo cambio de continente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario